divendres, de juliol 27, 2007

Verdades

La lógica martilleante lo dejaba bien claro: no tenía que ser ella. Su tendencia innata a la banalidad, sus modos de princesita ordinaria, sus salidas de tono, o simplemente su ausencia de él, su voz chillona, ese ridículo afán de protagonismo, su lengua de gata lejana, sus manos pequeñas, sus ojos siempre demasiado grandes. Y sin embargo la piel tersa, el cutis de durazno, sus labios-puerta-del-averno, el dulce baile de esa noche de noviembre, o quizá la certeza de ese martes en que se miraron fumando, a contraluz, y no había nada más que seguir gustándose, como dos adolescentes a la puerta de su primer cine. Sin dudarlo, la lógica dicta: no hay mayor argumento que carecer de él.

Y el debate proseguía, la mirada fija en su propio reflejo. Sólo un milagro lograría hacerle dormir esa noche, lo sabía desde el primer instante del abandono, aun antes de que sus caderas se desacompasaran en convulsiones sincopadas y besos descarnados en el cuello (¡y qué cuello!). Porque el abandono, como todo buen viaje, hacía ya mucho tiempo que se había producido. Y el metro seguía abriéndose camino entre la oscura noche del subsuelo, trazando una anatomía urbana que conocía demasiado mejor que otras. Y no la quería porque la quería, y la quería porque no la tenía, y no la tenía porque la quería. Y así, dibujando peces sin cola ni cabeza, tenía que aparecer una nueva verdad de jueves medianoche.

Al margen del capricho, inconcreto monstruo de pies de barro, al margen de lo imposible, porque imposible era empezar de nuevo, al margen del margen que juntos se habían marcado, la realidad se había posado en su pecho, acaso en la punta del abdomen (como buen aspirante a cantor, siempre respiró con el diafragma). Empalado por el rayo de los necios, sin saber cómo ni cuánto duraría, sólo sabía decirse, bajito, para que su otro cuerpo lo entendiera:

Hoy quiero compartir mis miserias contigo.

2 Comments:

Blogger República B612 said...

Simplement preciós. M'has nuat l'estòmac amb el cap. Que hi havia veritats com punyalades ja ho sabia. Però poques vegades havia pogut sentir veritats com orgasmes.

10:56 a. m.  
Anonymous Anònim said...

La miseria no es miseria cuando sale de tu boca. Abocada a la conversa d'ahir em pregunto si quedarà misèria que no haguem paladejat.
Que bé que hagis tornat. També d'això n'estarem agraïts.

10:10 a. m.  

Publica un comentari a l'entrada

<< Home