dilluns, de juliol 30, 2007

Aforismes (II)

MISÈRIA: Tot sol, declarar la guerra a l'únic aliat que ens queda.

divendres, de juliol 27, 2007

Verdades

La lógica martilleante lo dejaba bien claro: no tenía que ser ella. Su tendencia innata a la banalidad, sus modos de princesita ordinaria, sus salidas de tono, o simplemente su ausencia de él, su voz chillona, ese ridículo afán de protagonismo, su lengua de gata lejana, sus manos pequeñas, sus ojos siempre demasiado grandes. Y sin embargo la piel tersa, el cutis de durazno, sus labios-puerta-del-averno, el dulce baile de esa noche de noviembre, o quizá la certeza de ese martes en que se miraron fumando, a contraluz, y no había nada más que seguir gustándose, como dos adolescentes a la puerta de su primer cine. Sin dudarlo, la lógica dicta: no hay mayor argumento que carecer de él.

Y el debate proseguía, la mirada fija en su propio reflejo. Sólo un milagro lograría hacerle dormir esa noche, lo sabía desde el primer instante del abandono, aun antes de que sus caderas se desacompasaran en convulsiones sincopadas y besos descarnados en el cuello (¡y qué cuello!). Porque el abandono, como todo buen viaje, hacía ya mucho tiempo que se había producido. Y el metro seguía abriéndose camino entre la oscura noche del subsuelo, trazando una anatomía urbana que conocía demasiado mejor que otras. Y no la quería porque la quería, y la quería porque no la tenía, y no la tenía porque la quería. Y así, dibujando peces sin cola ni cabeza, tenía que aparecer una nueva verdad de jueves medianoche.

Al margen del capricho, inconcreto monstruo de pies de barro, al margen de lo imposible, porque imposible era empezar de nuevo, al margen del margen que juntos se habían marcado, la realidad se había posado en su pecho, acaso en la punta del abdomen (como buen aspirante a cantor, siempre respiró con el diafragma). Empalado por el rayo de los necios, sin saber cómo ni cuánto duraría, sólo sabía decirse, bajito, para que su otro cuerpo lo entendiera:

Hoy quiero compartir mis miserias contigo.

dijous, de juliol 26, 2007

Aforismes (I)

Comencem pels previs, que tenen fama de ser el més important. S'ajunten dues realitats, a les quals intentarem posar remei, tangencialment, des d'aquí. D'una banda la inconstància (una prolongació més de l'habitual insensatesa, qui sap si de la immaduresa o de la ironia, en qualsevol cas és femenina i comença per 'i'). De l'altra, la participació: allò que fa d'un blog un veritable blog és que els convidats a la taula hi siguin feliços, còmodes i participatius. Si no, només estarem repartint vísceres de colors per la pantalla, vomitant santes paraules o sent un artista de peep show (o ni artista, simple notari que vessa els espasmes del seu dietari a tort i a dret).

Ras i curt, aquest pròleg ve a ser una constatació de la meva inconcreció (una altra 'i'). La solució és així: vosaltres sereu doblement convidats a aquesta sessió que avui endego: proposaré paraules intenses i comunes, a les quals atorgaré una frase sintètica de protagonisme; sereu llavors els protagonistes per recrear-la a la vostra manera, qui sap si a proposar-ne de noves, o a deixar-vos portar per la imaginació.

No sóc amic de les normes ni de les periodicitats, però cal posar fil a l'agulla perquè aquest el nostre camí no sigui, com massa sovint, una reiteració de la nàusea. Com deia cert geni, que la inspiració ens agafi treballant. Gràcies per adelantat.



PASSIÓ: Apostar per la sang, quedar-se en les cendres: a la fi tots som de carn i d'ossos.

dimarts, de juliol 17, 2007

Contra Jaime Gil de Biedma (escorpionismo)

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar mi casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desanfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh inolvidable servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!


Jaime Gil de Biedma



Un sentimiento universal, que nos sorprende un martes por la mañana o un sábado medianoche. Invito a los firmantes a dejarse llevar por lo sugerente del texto: no me negarán que no pincha, que no quema, que no vienen de repente cientos de versos hirientes al borde del teclado. Eso sí, pónganle orden, uno a uno, que la ventana es limitada y el exceso bien podría quedarse en vacío.

dilluns, de juliol 16, 2007

Que la vida iba en serio (catarsis sabinista)

A mis diez y trece adolescente precoz
niño tardío con sangre de oferta
confecciono esas listas interminables
que convencen a algunos que valen la pena.

Hora de balance bienvenido desequilibrio
tanta vida en la tristeza tanto llanto en una sonrisa
le pido perdón al paraíso perdido por olvido
por pasión por más de cien mentiras malvendido.

La confianza no puede conjugarse de noche
ni perpetrarse a solas
Hago entonces pactos de silencio culpable
más vale desrecordar que esa boca es mía.

Turno de preguntas frontón neuronal
maquinando con versos el desenlace fatal
increpo al usuario de mi cama y de mi peine:

que no vaya a salir esta noche conmigo.